Se sostiene en lo alto de la Sierra que abraza San Sebastián del Oeste, a 2,220 metros sobre el nivel del mar, en la pequeña comunidad de Real Alto, hoy hogar de músicos mariachi y doñas del membrillo.

El nombre de Casa Veta nace de un reconocimiento latente. Se encuentra exactamente en la veta real de una de las minas más importantes de oro y plata de la Sierra, activa en el Siglo XIX. De la veta se desprenden las propiedades energéticas de estos minerales, mismas que echan a correr la sangre y que en suspiros de silencios refrescan la memoria. De las copas de los árboles nacen canciones de viento que despejan el pensamiento.

Inmerso en la autenticidad de la naturaleza, uno se desnuda de adornos para mimetizarse con la paz. Tan grande es la contemplación que no alcanzan bocanadas de aire.